La distribución actual de la vicuña corresponde a las punas altoandinas, cubriendo menos territorio y diversidad ecológica que el guanaco (Fig. 1.3). Sin embargo, evidencias paleontológicas sugieren que la vicuña se originó en los llanos de la Argentina hace 2 millones de años (Lopez Aranguren 1930; Cabrera 1932). Posteriormente, se desplazó a los vertientes orientales de los Andes bolivianos donde se adaptó al ecosistema de puna, según las evidencias procedentes de Tarija (Hoffstetter 1986) fechados entre 97 a 73 mil años (MacFadden et al. 1983). Finalmente, con el retroceso final de los glaciares del Pleistoceno y el establecimiento del régimen climático actual del Holoceno, llegaron a ocupar las altas punas de los Andes peruanos hace 12 a 9 mil años (Wheeler et al. 1976, Hoffstetter 1986). No se ha encontrado restos de vicuñas en los depósitos paleontológicos (Hoffstetter 1986), ni en sitios arqueológicos (Miller y Gill 1990) de Ecuador y Colombia.
La vicuña se alimenta casi exclusivamente de pasto, prefiriendo las zonas ricas en agua. Prefieren gramíneas cortas y herbáceas y algunas plantas suculentas; raramente comen pastos duros, aunque sí líquenes.
presencia y manejo de la vicuña (Vigucna vicugna) en Ecuador evidencia una gestión ambiental no siempre efectiva, que ha estado matizada por momentos de poca actividad y otros, de mayor pro actividad en la conservación de una especie cuya existencia histórica no se ha probado en el país y que ha marcado una agenda de gestión en la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo (RPFCH). La decisión de aprovechar comercialmente la fibra en beneficio de las comunidades que se encuentran involucradas en su manejo y conservación en la RPFCH y otras propiedades particulares dentro del área, ha sido impulsada por el cambio de Apéndice en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), con lo que se abren nuevos retos para asegurar que los productos comercializados provengan del manejo sostenible y beneficien efectivamente a las comunidades locales. Se presenta el estado de conservación de la vicuña, para el que se detectan vacíos importantes de información, y una gestión no siembre efectiva en la conservación de la especie. El estudio brinda elementos para el debate respecto de la efectividad de la reintroducción como una estrategia de conservación de las especies en peligro, y retoma experiencias de manejo de las vicuñas en otros países, para alertar sobre las implicaciones del manejo de la especie en cautiverio o silvestría. Se puntualiza sobre la necesidad de resolver asuntos claves para la toma de decisiones en el manejo de la vicuña y la gestión de la RPFCH a mediano plazo, como es la definición de un modelo de manejo comunitario, que ratifique o no el semicautiverio (cuestionado por sus efectos en la conservación de la especie).